Entre Azrou e Ifrane, fuera de la ruta, se encuentra uno de los lagos de agua dulce mas hermosos de Marruecos. Está ubicado en la región media de los montes Atlas y es la fuente de vida de personas y animales, especialmente en los calurosos veranos.
De hecho es durante esta temporada que conviene visitarlo porque se produce una explosión de vida en sus orillas y en sus aguas. Por un lado las ranas buscan refugio de las altas temperaturas, por otro el aire se llena de libélulas y pájaros así que este es un gran destino para quienes practican la observación de aves.
El lago Dayet Aaoua es de aguas profundas y en él habitan archibebes, zancos de alas negras y andarríos, somormujos de gran cresta y de cuello negro, garzas grises, garzas boyeras, carriceros y una gran cantidad de aves más.
Es el verano la época de las migraciones así que el calor trae especies de paso y las aguas y las orillas arenosas se convierten en un universo distintos, super atractivo para las binoculares de los amantes de esta actividad tan peculiar como es sentarse a contemplar aves y no mucho más.
Pero por suerte no solo se trata de pajaritos y en la zona hay otras atracciones. Por ejemplo, está Cedre Gouraud, un cedro gigante y legendario que está situado a unos 8 kilómetros de Azrou. Este es un antiguo pueblo bereber ubicado a su vez a 80 km de Fez, situado entre altas colinas verdes y un saliente rocoso de origen volcánico.
Tiene toda una zona cubierta de cedros, manzanos y cerezos y es entre esos arboles que esta Cedre Gouraud, un cedro que, se dice, tiene 800 años de vida. Alto y grueso, es un símbolo de lo que puede hacer la naturaleza. ¿Por qué se llama así? Por un coronel de comienzos del siglo XX.
Entre historia, cultura bereber y naturaleza este es un destino nada despreciable.
Foto: vía TravelPod