Comer en Rabat
La capital del país es Rabat. Aquí viven 2 millones de personas así que es una ciudad populosa. No tiene la fama de Marrakech ni la importancia de Casablanca así que estamos en presencia de una ciudad tranquila, con calles anchas, muchos restaurantes y cafeterías con mesas y sillas sobre las aceras y una parte nueva, la Ville Nouvelle francesa, y una parte vieja, la Medina.
La gastronomía marroquí en general pone el acento en lo salado y en lo dulce, es de estilo casero y popular y se trata de una labor femenina. Los ingredientes básicos de una comida marroquí servida en cualquier rincón del país incluyen cous-cous, olivas, vegetales, carne de cordero, pescados y mariscos y especias. Reza un dicho que mientas se come no se habla así que aquí se le da mucha importancia a estos momentos del día. La costumbre marroquí es comer con los tres dedos de la mano derecha aunque el cous cous se come con cuchara. Las mesas suelen ser bajas y una vasija con agua suele apoyarse en la mesa para enjuagarse los dedos antes de comer. El anfitrión siempre bendice la comida así que no te apresures.
Si estás comiendo frente a una mesa con muchos bowsl siempre debes tomar la comida de la parte del bowl más cercana a ti. Se bebe y se come nada más que con la mano derecha y el agua se sirve en un vaso común. Si no quieres compartir lo mejor es pedir otra bebida. Ah, nada de limpiarse las manos en la servilleta.
Restaurantes en Rabat
Comer en restaurantes no es algo caro en Rabat y la oferta gastronómica está compuesta de puestos callejeros, restaurantes trendy, cafeterías, bares e incluso sitios dónde se especializan en gastronomías de otros países. Pero la comida marroquí a mi gusto es muy sabrosa así que no se me ocurre comer sushi ni por asomo. Hay sitios con mucho estilo, ideales para ir a cenar y pasar una agradable velada. Por ejemplo, el restaurante Dinarjat es especial pues funciona en una antigua casa del siglo XVII justo en el centro de la Medina. Bailarines, ambiente tranquilo y una decoración palaciega encandilan. Claro, hay que hacer reserva.
También con aires antiguos está Le Ziryab. Este restaurante tiene una carta con platos tradicionales y modernos, muchos pescados, mariscos, carne a la parrilla y el sabroso cous-cous por todas partes. Uno que forma parte de la medina misma, pues está construido dentro de las murallas, es restaurante el-Bahia. Aquí te puedes sentar dentro o fuera bajo la luz de las estrellas. Sadi es el nombre de un sitio que está un poco escondido, sobre el número 81 de la avenida Allal Ben Abdallah. Aquí comes barato aunque es dificil de encontrar y por eso mismo hay pocos turistas que dan con él. Puedes pedir kebab, tagine y tarir, sopa, todo servido en utensilios bien tradicionales.
Cerca de la estación de trenes está el restaurante de la Jeunesse, un sitio especialista en servir platos muy abundantes. Con vistas a la playa está Caravelle, de precios medianos y comida tradicional. Otro sitio dónde comes bien y barato es Des Amis, situado en el cruce de las calle Souika y la avenida Mohammed V. Aquí la carta está compuesta por platos tradicionales marroquíes, mucho pescado y también platos clásicos de la gastronomía francesa. Eso sí, no venden alcohol. Hablando de alcohol, la gran pregunta es si puedes o no pedir y beber alcohol ya que después de todo Marruecos es un país musulmán y se supone que los musulmanes no beben alcohol. Tengo suficientes pruebas para decir que la regla suele romperse pero lo bueno es que en muchos restaurantes y siendo extranjero puedes beber tranquilo. Claro que si quieres ser uno más deberás pedir té verde, es más barato.
Si lo tuyo no es la comida marroquí, como dije más arriba, tienes ofertas de gastronomía internacional. Sobre este suelo de África del norte está el restaurante nipón Le Fuji, en clara referencia al monte más conocido de Japón. En la carta hay suhi, obvio, pero también tempura y las pintorescas cajas de bento que puedes comer en el lugar o comprar y llevar. Si eres vegetarianos o no te gustan tanto las especias, este sitio es una muy buena opción. Para platos con sabor occidental está el restaurante francés Le Gran Comptoir, parece una parrilla de París, y para noches de buena comida y música de jazz como acompañamiento está L’Entrecote.
Finalmente, si el presupuesto no da para sentarse en un restaurante el mejor sitio para comer bien y barato son los puestos de la Medina. Por menos de un dólar o poco más tienes una plétora de puestos entre los que elegir, ves cómo se cocinan los platos y te mueves entre la gente local. Un placer.

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