Salé, con Rabat al otro lado del río
Salé, que algunas veces puedes encontrar nombrada como Sla o Sala, es una ciudad que está en el noroccidente de Marruecos, siendo la más antigua en las costas sobre el Océano Atlántico, y que es famosa porque es conocida como la ciudad hermana de Rabat.
Esta pequeña población es un poco más antigua que la capital de Marruecos y parece que allí la vida se hubiese detenido en el tiempo, por lo que si quieres ver un lugar con una larga historia te recomiendo reservar tu alojamiento en Rabat e ir hasta allí.
Salé y Rabat están divididas por una bahía que puede ser fácilmente cruzada y es por esto que muchos turistas que están en la capital de Marruecos deciden tomarse algún tiempo para ir hasta este histórico lugar. Aunque la distancia no es larga, la única forma de pasar caminando de un lugar hasta el otro es a través de un puente que siempre está congestionado, por lo que puede llegar a ser un viaje molesto por el humo de los automóviles.
La mejor forma para ir de una ciudad a la otra, tanto porque es muy pintoresca como por sus bajos precios, es en unos pequeños botes de remo. Estas embarcaciones salen de Rabat desde uno de los lados de la playa que está justo al lado de la medina local, y el viaje tiene una duración de unos diez minutos, en los que puedes tener excelentes vistas del río y del centro histórico de Salé.
Ya cuando llegas al otro lado del río te encuentras con una buena cantidad de puestos de comida en donde los turistas normalmente aprovechan para probar algunos de los platos hechos de pescados y mariscos recién capturados que se hacen allí. Ya después de que comas y absorbas un poco el ambiente local, que es diferente al de la capital, puedes seguir por la avenida de la playa y en unos días minutos te encontrarás con las murallas locales.
La ciudad de Salé se mantiene tan cercana a lo que solía ser en el pasado, que el centro histórico y de importancia local aún se encuentra dentro de las murallas. Y es precisamente este lugar el que es más visitado por los turistas que se toman un par de horas para salir de la capital marroquí, en el que te recomiendo ver las edificaciones religiosas y los callejones que están decoradas con colores amarillos y blancos.
Foto Vía: Bernard Gagnon

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