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La sabina albar, protagonista del Alto Atlas

Si visitan el Valle de Ahansal, en el Alto Atlas, al llegar al Zaouiat, justo a la entrada del puente sobre el assif Ahansal, tendrán a su izquierda el camino hacia Tissalmit, un poblado bereber . Desde aquí hasta el pueblo hay unos 10 Km. que pueden hacerse en vehículos de doble tracción.

Luego del poblado el sendero continúa unos 15 Km. más, pero se hace cada vez más difícil. Sin embargo, si llegan hasta el final, se verán recompensados: aquí hay unos hermosos ejemplares de la sabina albar de Marruecos, algunos de los cuales pueden tener ¡hasta mil años de edad!

Los antiguos bosques de sabina albar que antes poblaban desde la ladera occidental de las montañas del Mediterráneo hasta los Atlas marroquíes, actualmente sólo se encuentran en esta última región, y unos pocos ejemplares aislados en el Mediterráneo occidental, como por ejemplo en Francia, donde es casi una rareza, y en España.

Los rodales de Marruecos son bastante extensos en todas las estribaciones del Atlas.
Este vegetal es hijo del frío y los climas semiáridos; de hecho es la especie más sufrida del extremo clima de alta montaña de Marruecos. Puede llegar a crecer hasta los 3000 metros de altitud y es la única especie arbórea de la región. Los ejemplares más antiguos, de varios cientos de años, tienen diámetros de hasta 5 metros.

Su madera es muy apreciada como combustible y la especie tiene un alto valor social para las aldeas que se extienden en los valles de montaña de Azzaden, N’Fis, Ourika y Ait Bou Gmez, ya que la madera se utiliza también para la construcción y el follaje para alimentación del ganado, una de las actividades económicas básicas de sus habitantes, y de su destilación se obtiene un cicatrizante y antiséptico para uso veterinario. De hecho si prestan atención, verán todavía antiguos hornos de destilación del sabinal en el Valle del Ahansal.

Otro aspecto muy valioso de la sabina albar, es que enriquece los suelos con carbono orgánico y minerales, es decir, que permite la creación de una capa de humus y protege las partículas más finas contra la erosión del viento y la lluvia. Además modera la pérdida de agua por infiltración y permite la retención de humedad en el suelo, restituyendo elementos y nutrientes.

La sabina albar es una importante protagonista de la vida en el Alto Atlas, pero crece muy lentamente. Es una gran amiga de los habitantes de los valles, y los científicos de la Universidad Cadi Ayyad de Marrakech están realizando investigaciones para evitar su desaparición.

Foto: Natalie Bretagne