Megdaz y la historia de los agadires

Megdaz

Las montañas Atlas son realmente sorprendentes, de una belleza estremecedora. Sus valles cerrados y laderas están habitados por poblados pequeños o más grandes, casi invisibles a los ojos del viajero pues sus colores se confunden con los de la tierra y la piedra.

Uno de los más impresionantes es Ichbakken, desde donde descendemos hasta Ait Ali N´Ito y desde ahí a Megdaz, llamada “la perla del Atlas”, en el corazón mismo de los Valles de Tessaout.

Se dice que es el pueblo más bello del Atlas, rodeado por sus hermanos como Ifolou con su zoco semanal o Fakhour donde se encuentra el primer granero fortificado colectivo o Agadir, reconstruido y en perfecto estado, y puede visitarse. La caminata nos lleva hasta Ait Ali N´Ito justo frente a la que se encuentra la Gite de Abdallah. Un nuevo cruce del río y llegamos a Megdaz o Magdaz, a 1939 metros de altitud y habitada por unas dos mil personas.

Megdaz es como un libro abierto sobre la historia de los agadires. De hecho su arquitectura es realmente sorprendente, pues aquí no encontraremos casas de adobe sino la mayoría construidas en piedra y madera, y la mayor concentración de kasbahs y agadires mejor conservados y actualmente habitados del Alto Atlas.
Se cree que los agadires más antiguos datan de los siglos XV ó XVI; comenzaron a construirse cuando las tribus de las cadenas montañosas dejaron el nomadismo y comenzaron a enfrentarse con la necesidad de reservar cosechas y alimentos y protegerlas de los frecuentes ataques.

Los agadires se utilizaban principalmente para guardar grano; tenían un sorprendente sistema de pesado y almacenamiento, ya que cada uno cuenta con pequeñas habitaciones destinadas a cada familia. La cebada podía conservarse hasta 25 años, y las almendras y nueces de argán hasta 30 años. Otros productos como mantequilla, miel y aceite, se guardaban en jarros de cerámica que hoy en día son muy buscados por los coleccionistas. Inclusive albergaban armas, joyas, documentos y manuscritos.

La decisión de la construcción del agadir era tomada en una asamblea de la comunidad; todos aportaban para adquirir un terreno y para la construcción del granero, según el espacio que pensaban ocupar. Una vez habilitado el granero se designaba un cuidador que custodiaba el agadir todos el año, de día y de noche, cuyo sueldo era pagado por las familias.  Su funcionamiento fue reglamentado en el siglo XVII a través de una famosa Carta de los Agadires.

Es muy fácil llegar a Megdaz por la carretera que une Demnate con Ouarzazate hasta Toufrine, justo a la entrada de los valles.

Foto: Patrick Flament

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Categorias: Pequeñas ciudades de Marruecos


Comentarios (1)

  1. Abdú dice:

    Bonito pueblo en medio del Alto Atlas marroqui. El pueblo de Magdaz y todos los pueblos del valle de Tassaoute meceren la pena ser visitados.