Bou Izakarne, a las puertas del Sahara Occidental
Bou Izakarn, o Bouizakarne, es una pequeña y agradable ciudad situada a 41 km de Guelmim y a 67 km de Tiznit; también está a 145 km de Agadir, y a pocos kilómetros de la costa y de las hermosas playas de Tan Tan. Para el viajero que viene desde el Norte, llegar a Bou Izakarn produce la impresión de hallarse ya en el desierto de Sahara.
Por momentos se olvidará de que está en Marruecos y sentirá que se encuentra en el Sahara Occidental; en todo y por todo hay señales de la presencia imponente del desierto, por ese motivo las autoridades insisten y recomiendan que tanto los pobladores como los visitantes tomen conciencia de que la tierra que pisan es parte del reino de Marruecos.
La ciudad es muy atractiva por su colorido; los edificios están pintados de rojo, y sus puertas y ventanas de azul. Por lo demás da la sensación de estar muy organizada. Se halla prácticamente en el camino de paso hacia el sur, y está preparada para atender y agasajar al viajero; hay cantidades de restaurantes y cafés, muchos de ellos con terrazas donde es muy agradable pararse a tomar un té de menta, como pausa en medio de una caminata. Hay también una piscina municipal que se habilita durante el verano.
Los viernes hay un gran zoco, que atrae a numerosos visitantes de las ciudades cercanas. Es muy pintoresco y colorido, y es una buena oportunidad para ver a la gente del lugar en su elemento y en plena acción, realizando sus tareas cotidianas y ofreciendo variedad de mercancías, de las que valdrá la pena comprar alguna como recuerdo de viaje.
Es interesante también dar una vuelta a pie por los suburbios de la ciudad; si observas con atención, podrás apreciar diferencias entre lo que es la vida en los suburbios, más calma y lenta, y lo que es en la parte nueva, en el centro de la ciudad, que aunque es una ciudad pequeña tiene un ritmo muy activo y movido.
Pero la mayor atracción está posiblemente en los impresionantes paisajes que rodean la ciudad; en ellos es constante la presencia del desierto, hacia donde dirijas tu mirada siempre verás algo en el paisaje que anuncia la proximidad del imponente Sahara. Las montañas ponen su nota de color, junto al ocre aparecen verdes y marrones formando bellas combinaciones. Más allá está el desierto, que nos espera con excursiones en vehículos de doble tracción, motos y opciones de senderismo y ciclismo de montaña.

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