La zauia de Fez, mausoleo de Mulay Idriss II

Zaouia de Moulay Idriss

Mulay Idriss II, hijo del fundador de la dinastía Idrísida, reinó en Marruecos a principios del siglo IX, y fundó por segunda vez la ciudad de Fez. A comienzos del siglo XIV, casi quinientos años después de su muerte, se encontró en el lugar donde estaba su tumba un cuerpo incorrupto. ¡Todos creyeron que era Mulay Idriss II!  y fue así como se fundó la Zauia o mausoleo, en torno a la tumba.

Con el tiempo el edificio se fue deteriorando, y, ya en el siglo XVIII, Mulay Ismail lo hizo reconstruir en el estilo típico de los Alauitas que a la sazón gobernaban Marruecos; la construcción comenzó en 1717 y se terminó en 1824. La puerta principal está formada por tres arcos por los cuales se accede a la sala de oración, cubierta de alfombras multicolores; en el centro, una fuente de mármol para realizar las abluciones.

Hoy la Zauia de Mulay Idriss II es el más importante de los lugares sagrados de Fez; es lugar de peregrinación y sede de ceremonias cívicas. Mulay Idriss II es el santo patrono de la ciudad de Fez, y se considera que visitar su mausoleo es beneficioso para los forasteros que llegan a la ciudad, especialmente los niños antes de ser circuncidados y las mujeres para facilitar el parto, y algunas también peregrinan para pedir por su fecundidad; muchos peregrinos lo hacen con la esperanza de que les dé suerte para resolver sus problemas.

La Zauia está abierta durante las veinticuatro horas del día, y los que acuden son principalmente los musulmanes moradores de Fez; los visitantes son bienvenidos siempre que pertenezcan a la fe musulmana. Al ir paseando por la ciudad verás barras de madera que rodean lo que se llama “el distrito sagrado”. Son las barreras que marcan el límite de la zona vedada a las personas no-musulmanas; originalmente estaban destinadas a impedir el paso a cristianos y judíos.

Si te sitúas a la entrada de la zauia verás la mezquita, el mausoleo, la escuela y una callecita que conduce al santuario. Junto a la entrada hay puestos de venta de frutas, hortalizas, nueces, golosinas, y objetos de culto para los que entran al área religiosa.

A los no-musulmanes no se les permite acercarse a la tumba del santo ni al santuario que la rodea o al interior del mausoleo. Esto limita bastante las posibilidades para el turista que no sea musulmán, pero la parte exterior es muy bella y vale la pena ir a verla; además siempre es posible tratar de echar un vistazo hacia adentro cuando las puertas están abiertas.

Foto: Aureaaramon

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Categorias: Fez, Rutas turisticas


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