Rissani, antigua capital imperial
Al este de Marruecos, en la región de Er-Rachidia, se alza la histórica ciudad de Rissani, antigua capital de la región.
Así como fue en otros tiempos un importante centro de caravanas gracias a su posición geográfica como atajo en la travesía entre el norte y el sur del país, hoy es un notable centro comercial, con un gran mercado o zoco que funciona activamente los martes, jueves y domingos y está dirigido no tanto al turista sino más bien a la población local; según como se mire, este puede ser un atractivo especial por su autenticidad.
Entre sus principales mercancías están los artículos de cuero de cabra y joyería berebere, y con un poco de sagacidad es posible llegar a hacer muy buenas compras.
La ciudad de Rissani está situada al borde del Erg Chebbi, uno de los mayores desiertos de arena de Marruecos, y forma parte de una serie de localidades que se ubican a lo largo del último trecho del valle del Ziz. Entre los siglos VIII y XIV, toda esta región fue un reino independiente, conocido como Sijilmassa, y Rissani fue su capital. En el siglo XVII fue el punto de donde partieron los Alauitas en sus expediciones de conquista hasta lograr el dominio de todo Marruecos.
Todos los pueblos de la región están densamente poblados, y algunos viajeros los encuentran semejantes por su estilo de edificación, costumbres, clima y naturaleza, a las ciudades egipcias próximas al Nilo.
La zona de Rissani y sus alrededores está llena de oasis en los que se cultivan numerosos jardines muy bien cuidados; alrededor de las viviendas que forman el centro de pueblos y villas crecen las palmeras datileras y los diversos cultivos agrícolas.
En la ciudad, los días que no hay mercado puede ser una buena opción dar un paseo por sus calles tranquilas. También es interesante recorrer los alrededores en coche por la bien señalizada ruta turística, o hacer el trayecto a pie en unas cinco horas de marcha. El camino nos llevará a través de varios ksur y plácidas aldeas.
A unos 2,5 km de la ciudad de Rissani encontramos el mausoleo del fundador de la dinastía alauita, Mulay Alí Sharif. Cerca de él, está el Ksar Abar, adonde se enviaba a los miembros indeseables de la familia real. Más adelante, se encuentra el Ksar Uled Abdelhalim, con sus enormes murallas.
Eso sí, a la puesta del sol, estés donde estés, no te pierdas esos minutos de exquisita belleza cuando todo parece pintado de rojo y oro.
Foto: Laurent Bois-Mariage

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