Tamri, donde las cabras trepan a los árboles
Tamri es una pequeña ciudad del oeste de Marruecos, situada cerca del lugar donde el río del mismo nombre desemboca en el Océano Atlántico; se encuentra a 60 km de Agadir, y a 130 km de Essauira.
La fauna de la región es interesante. Hay una especie de aves, el ibis calvo del Norte, que hasta hace poco se consideraba extinguida, y en varios países se está tratando de recuperarla mediante estaciones de cría.
Actualmente se encuentra en estado silvestre solamente en Marruecos, en el Parque Nacional Souss-Massa donde hay tres colonias; cerca de la boca del río Tamri existe una colonia que concentra casi la mitad de todas las aves de cría en toda África, con cierto movimiento entre estos dos puntos.
A principios del siglo XX las bandadas de ibis oscurecían el cielo, pero durante el transcurso del siglo, y, sobre todo, en los últimos cincuenta años, desde que se difundió el uso de pesticidas en la agricultura, la población de estas aves disminuyó drásticamente hasta casi desaparecer.
La experiencia que se hizo en varios países de criarlos en cautiverio y luego soltarlos para que realicen sus migraciones naturales, no dio hasta ahora los resultados esperados, pues al parecer las aves en cautiverio pierden su instinto migratorio, se pierden o desaparecen.
La planta regional por excelencia es el argán, y muchos viajeros se han sorprendido al ver a las cabras hamacándose en las delgadas ramas de los árboles de esa especie; es que las cabras son tremendamente golosas de los frutos del argán, y como no los pueden alcanzar desde el suelo, ¡trepan a los árboles para comerlos!
De las semillas del argán se extrae un aceite muy apreciado por su sabor y aroma y por sus propiedades medicinales y cosméticas. Con el aceite de argán, mezclado con almendras machacadas y azúcar, se obtiene una pasta muy sabrosa para untar el pan y acompañarlo con una taza de menta.
Tamri es famosa también por su laguna, que es un sitio excelente para la observación de pájaros, y por sus dunas.
La ubicación de Tamri en el centro mismo de las dunas, produce en el viajero la ilusión de hallarse en el límite de las interminables dunas de arena del Sahara. Sin embargo, largos días de viaje y muchos kilómetros debería hacer todavía para llegar a ellas, y aún así el panorama que contemplaría sería idéntico al que le ofrece Tamri.
Foto: Steve Hoge

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