Las gargantas del Todra, corazón de la montaña
De las numerosas fallas que tajean las montañas del Atlas, en las puertas del desierto, hay dos que son las más conocidas turísticamente por su impresionante belleza: las gargantas del Dades y del Todra. Y aún entre las dos, las del Todra son las más espectaculares.
Estas gargantas son cañones escarpados (wadi, en árabe) que los ríos han ido cavando en la montaña. En el fondo de la garganta corre el río, claro y cristalino. En su último tramo la garganta del Todra se estrecha hasta convertirse en una huella pedregosa de tan sólo 10 metros de ancho en medio de paredes de piedra de 300 metros de altura, y el río ya no es más que un hilo diminuto de agua helada que la surca.
El sol no llega jamás al fondo de la garganta, donde el clima es siempre frío, especialmente a la hora del crepúsculo, aunque en la ciudad cercana en ese mismo momento esté haciendo calor.
Un camino de tierra bien mantenido permite andar a pie sin dificultad a lo largo de la garganta. Durante el trayecto podrás encontrarte con habitantes de la zona, con sus burritos o sus rebaños de camellos. También comprobarás que en un lugar donde la naturaleza se muestra tan agreste, el turismo ha sentado sus reales, y en los pocos lugares donde el espacio lo permite hallarás restaurantes y hasta un hotel donde pasar la noche.
Las gargantas del Todra se encuentran en el extremo oriental de la cadena montañosa del Alto Atlas, cerca de la ciudad de Tinerhir. El acceso no es difícil. Una ruta de asfalto bastante bien mantenida conduce, a través de un valle lleno de palmeras y de kasbahs tan típicas del Atlas marroquí, desde Tinerhir hasta las Gargantas. Luego sigue un camino de concreto, pasando la zona de los hoteles, hasta los pueblos de Aït Hani, Tamtatouchte, e Imilchil.
Si eres aficionado a la fotografía, será todo un desafío tratar de captar en una foto la grandeza imponente de esas enormes paredes de roca viva y el río serpenteando allá en el fondo.
Si has logrado atravesar la garganta, al llegar al final verás que del otro lado todo vuelve a ser más o menos como lo que veías antes de entrar en ella: un río normal, montañas rojas a ambos lados. Comprenderás también, que la garganta no es sólo un paso entre montañas, sino también parte de un camino entre la ciudad de Tinerhir y el valle de Aït Morrhad.
Seguramente hay pocos lugares en el mundo donde a un viajero le sea dado hacer pie en medio de tan magnífico despliegue de maravillas naturales.
Foto: Wiki Commons

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