Breve excursión por los nombres de Marruecos
¿Sabías que Marruecos se llama en árabe al-Maghreb al-Aksa, en francés Maroc, en portugués Marrocos, en inglés Morocco y en alemán Marokko? Para saber el origen y explicación de éste y otros nombres característicos de Marruecos, te invitamos a acompañarnos en este breve viaje.
El nombre árabe, al-Maghreb al-Aksa, significa “país del Poniente”, o “lugar donde se pone el sol”. Maghreb se llama también en general la región del Norte de África limitada por fronteras naturales: al norte el mar Mediterráneo, al sur el desierto del Sahara, al oeste el océano Atlántico y al este el desierto libio-egipcio.
De ahí el nombre árabe de la región, al-Djazirat al-Maghrib, “la península del Poniente”, que expresa la idea árabe de que este territorio es casi una isla, separada del resto del mundo por el mar de un lado y por el desierto de otro, y se hallaba en el extremo occidental del mundo conocido por entonces.
El nombre de Marruecos deriva de Marrakech, antes Marrakch que se pronunciaba marak, y es el nombre de la ciudad fundada en 1070 que fue la capital de tres dinastías marroquíes: la almorávide, la almohade y la saadiana.
En la Antigüedad, la región que comprende a Marruecos y Argelia occidental fue llamada Mauritania por los griegos y luego los romanos, con Volubilis como capital.
A los habitantes del reino de Mauritania, los griegos los llamaron mauros, que significa negro o moreno, de ahí pasó al latín como maurus y al español como moro, que es el término con que históricamente se designó a los musulmanes en España.
Sin duda, la belleza exótica de esta región alimentó la rica fantasía de los griegos, lo que hizo que ubicaran en ella el mítico jardín de las Hespérides. Esta historia se enlaza con la de Heracles (o Hércules), uno de cuyos doce trabajos fue precisamente robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides.
Para cumplir esta tarea Heracles recibió ayuda del titán Atlas, que estaba condenado a sostener el peso de los cielos. Atlas le dijo a Heracles que sabía dónde estaba el jardín y él mismo le traería las manzanas si mientras tanto lo suplantaba sosteniendo el cielo.
Atlas mató al dragón y volvió con las manzanas, pero como no quería seguir cargando la cúpula celeste intentó engañar a Heracles diciéndole que él mismo se las iba a llevar a Hera. Claro que Heracles era más astuto que él, y le dijo que sujetara el cielo mientras él se ponía la capa sobre los hombros, cosa que hizo el titán, y así Heracles tomó las manzanas y completó su trabajo.
Notemos cómo en este mito aparece también Atlas, que da su nombre a la cordillera que atraviesa el Maghreb y a su zona de influencia, cuyos pobladores, los míticos Atlantes, están en el origen del nombre del Océano Atlántico.
Foto: Wiki Commons – Luc Viatour

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