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Los Jardines de Menara, un oasis en plena ciudad

En Marrakech hay un sitio muy particular, frecuentado tanto por lugareños como visitantes cuando buscan un respiro al intenso calor, o un paréntesis de calma en medio del ajetreo de la vida cotidiana.

Hablamos de los huertos de palmeras, olivos y frutales que conforman los Jardines de Menara; constituyen un verdadero oasis refrescante que alivia las altas temperaturas del clima desértico de Marruecos y brinda una alternativa a las calles populosas y abigarradas de la ciudad. Si viajas a Marruecos, no puedes dejar de visitarlos aunque sea una sola vez.

El origen de los Jardines de Menara se remonta al siglo XII, cuando el monarca Abd al-Mu’min, perteneciente a los Almohades, se propuso crear un espacio de frescura y tranquilidad que la gente pudiera usar tanto para el cultivo de plantas útiles como para tener un lugar de descanso y alivio de los intensos calores.

El conjunto se compone de una colección de pequeños jardines que rodean un enorme lago artificial. Es interesante observar cómo se han utilizado sabiamente los recursos existentes, pues el lago está ubicado en el punto donde confluyen varios sistemas de canales y el agua acumulada en él se usa para regar los jardines y huertos circundantes.

En los Jardines de Menara se destacan varios huertos de palmeras, olivos y árboles frutales, y con frecuencia se puede ver a los podadores y recolectores en pleno trabajo o bien en momentos de descanso disfrutando de amable conversación.

Según el folklore local, las aguas del arroyo cercano dan “baraka” – bendición o buena suerte – por lo que suele verse a muchas mujeres que vienen con sus cántaros (o quizás simplemente bidones) a sacar agua de él.

Otro aspecto interesante y digno de contemplarse en los Jardines de Menara es la “minzah” o pabellón que domina el lago. La construcción actual, en estilo Alaui, fue realizada durante el siglo XIX para uso del sultán y su familia, y se cree que fue edificada sobre los restos de una más antigua, que data del siglo XVI. Desde el pabellón se goza de una hermosa vista de los jardines y el paisaje circundante, y en invierno y primavera se divisan también claramente las cumbres nevadas de las montañas del Atlas. El resto del año, nuestra mirada se solaza con el colorido verde, rosa y negro de los olivos, que compite con la belleza de las montañas.

Los Jardines de Menara están abiertos todos los días de 8 a 19, y es fácil llegar a pie o en taxi. No se cobra la entrada, y se ofrece un ambiente agradable para poder disfrutar libremente del paseo.

Foto: Vía Panoramio