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Tan-Tan y Tarfaya, inspiración de Saint-Exupéry

Un pequeño pero floreciente poblado a 125 kilómetros de Guelmim, es Tan-Tan, con esa entrada tan particular que tienen todas las provincias del Sahara, una imponente silueta de hormigón con dos dromedarios ubicados morro contra morro.

Esta aldea de creciente población, ya que según el último censo creció más de 20 veces en 10 años, está ubicada en la depresión de un río; sus casas, de construcción soberbia, son de color rosado y se confunden con el paisaje que las rodea. La aldea es un muy buen refugio para pasar la noche y recuperar fuerzas antes de iniciar el inhóspito camino del Gran Sur.

Si llega en el momento adecuado, podrá disfrutar del festival de Sidi Mohammed Mâa El Aynine que congrega a todas las tribus vecinas en un mussem religioso pero también turístico.

A 25 kilómetros están las modestas playas de Tan-Tan El Ouatia, que intenta crecer ganándole terreno al mar. Tiene diferentes proyectos turísticos en construcción que involucran a todas las playas del Sahara. Los orgullos locales son el Instituto Tecnológico de Pesca Marina y el puerto.

Para continuar descubriendo el Gran Sur desde esta pequeña aldea, continúe por la carretera 236 kilómetros de hermosos paisajes y algún control militar hasta llegar a Tarfaya. No haga este camino durante la noche y tenga mucho cuidado si hay niebla.

Tarfaya es un extraño lugar, el mar está vacío y la costa es casi un cementerio de navíos. El fuerte fue devorado por el mar, los cuarteles están en ruinas, los edificios están erosionados por los vientos del desierto. La gente está relajada, tranquila,  casi ociosa, reunida en algunos lugares como confabulando contra el destino. Algunos habitantes no están muy contentos con el turismo creciente, por lo que no es recomendable tratar de iniciar conversaciones.

Este rincón perdido en el desierto tuvo cuatro nombres en un siglo: a fines del siglo XIX se lo conoció como Port Victoria, que era el nombre de una pequeña fábrica inglesa que comerciaba con el Sahara. En los años 20 se llamó Cap Juby, inmortalizada por Antonie de Saint-Exupéry en su famosa obra El Principito: «…en una de las playas se alza una escultura metálica que representa un avión de esta época heroica…»

Después se la nombró Villa Bans por una guarnición española que luchó contra los «disidentes» y por último Tarfaya que se hizo famosa durante 1975,  cuando más de trescientos mil marroquíes realizaron la Marcha Verde invadiendo pacíficamente el Sahara español.

Fotos: Wiki Commons
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