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El Museo de Arqueología de Larache

Es difícil encontrar un rincón auténtico en un país que es muy turístico. Sucede siempre que por sus atracciones y tesoros históricos y culturales los lugares van perdiendo sus encantos particulares ganando fama y visitas internacionales. Eso sucede con Marruecos, pero aún así uno podría decir que Larache ha sabido conservar su atmósfera propia y que si quieres sentir la esencia del verdadero Marruecos, el antiguo, entonces vale la pena que te acerques a conocer esta ciudad costera.

Larache está cerca de un estuario que se abre hacia el océano Atlántico y todo su extremo oeste está tallado con la forma de acantilados marinos mientras su frontera sur está definida por plantaciones de mandarinas y naranjos. El corazón de Larache es la vieja medina con su fortaleza, la Casbah de la Cigogne y el interesante Museo de Arqueología que funciona en la ciudadela española. El edificio donde funciona el museo es el antiguo palacio del Sultán Youssef Abdelhak el Merini entre 1258 y 1281.

Este palacio es un edificio impresionante y antiguo que después los españoles utilizaron para cuestiones de estado, almacén de armas y casa de justicia, entre otras funciones.  La amplia colección que guarda el museo está compuesta por antiguas monedas, equipos de pesca tradicional, instrumentos musicales, viejas botellas de perfume, joyas y estatuas.

Además se suman objetos modernos relacionados con las luchas por la independencia del país. Pero el edificio mismo, más allá de lo que exhibe en sus salones, merece ser visitado. Antiguo, sólido, histórico. Y las vistas desde sus murallas son algo estupendo también porque desde allí se ve lo hermosa que es la región de Loukos.

Por otro lado vale recordar que Larache aparece en la leyenda de Hércules porque es aquí reúne las manzanas de oro, la tarea once que se le encomienda. Hay ruinas de un teatro, de un templo, de baños, de la acrópolis y de un hermoso mosaico con el dibujo de Neptuno ya que Larache es la antigua Lixus.