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Museo Dar Belghazi, pequeño y monumental

Heredera de una cultura de treinta siglos y habitada por diferentes civilizaciones como los bereberes, cartagineses, romanos, árabes, judíos y andalusíes, Marruecos tiene uno de los más ricos patrimonios etnográficos del mundo. Para saberlo todo acerca de esta cultura, lo mejor es visitar el Museo Dar Belghazi, el mayor museo privado de África reconocido por el Estado Marroquí.

Es uno de los cinco museos etnográficos de la región, que se reparten entre Salé, la ciudad gemela de Rabat, capital de Marruecos, y las ciudades de Fez, Meknes y Marrakech. Aquí encontraremos lo mejor del arte marroquí e islámico en todo su esplendor en un edificio fascinante, en el que las dos cúpulas se elevan majestuosamente, talladas en arabescos de madera policromada y recubiertos de hadas con brillo de oro.

El Museo fue fundado por Mohamed Abdelillah Belghazi, un artista marroquí varias veces premiado.  Para comenzar, visitaremos la sala de bisutería, que sin emplear oro, perlas o diamantes permite a través de sus detalles, reconocer a qué tribu pertenece la mujer que lleva estas pequeñas joyas realizadas con esmeraldas, zafiros y rubíes.

La siguiente sala nos ilustra acerca de los trajes marroquíes y su estrella el caftán, que hace siglos viajaba en los barcos comerciales hacia todos los puertos del Mediterráneo. La industria del caftán dio lugar a la aparición de una gran cantidad de oficios y actividades. Aquí podremos ver por ejemplo un caftán de seda amarilla bordado con hilos de oro de Tetuán, del siglo XVIII.

Nos espera ahora la sala de bordado, un arte que es una verdadera alegoría de la vida, pues las mujeres marroquíes bordaban desde la mantilla protectora del bebé recién nacido hasta las fundas que cubrían el catafalco que nos llevaría hasta nuestro destino final, pasando por el ajuar de novia y toda la mantelería y blanco hogareños. Los bordados se hacían sobre algodón, lino o blanca muselina, y los diseños sorprenden con su diversidad y nos conducen a Fes, a la Rabat fenicia, la Tetuán andalusí, la Meknes berebere o la Oujda oriental: el típico “rbati”, como un jardín florido, policromo, exuberante y alegre.

Queda mucho en el tintero, como la sala de música, con instrumentos de los siglos XVIII y XIX como un “Deff”, el primer instrumentos de música árabe, o el “R´bab” de nogal con incrustaciones de madreperla; o la sala de manuscritos, donde se encuentra ¡el Corán más pequeño del mundo! Fue hecho en el siglo XVII, tiene sólo 27 cm de diámetro y debe ser leído con una lupa.

El Museo Dar Belghazi se encuentra en el Km. 17 de la ruta entre Kenitra y Salé Bouknadel y es muy fácil llegar con el autobús desde Rabat Hassan o Salé, o en «grand taxi» desde Rabat Mellah o Salé. Está abierto los siete días de la semana de 9 a 17.30 h.

Foto: Museo Belghazi